martes, 17 de marzo de 2009

Un periodista o reportero o fotógrafo... o lo que sea...

La globalización trajo consigo muchos cambios, apertura de mercados, de fronteras y un amplio campo de trabajo para las profesiones y trabajos sin alguna especialidad. Posiblemente la profesión que más amplio campo de trabajo tiene, hablando de territorialidad, puede ser la del reportero, o en general del comunicólogo.
Cubrir una guerra en Irak, unos juegos olímpicos en China, un mundial de futbol en Alemania, para transmitirlo a la sociedad de cualquier país puede dar formas de ver la realidad realmente distantes.
Kevin Carter - ganador del Pulitzer en 1994 - posiblemente halla conseguido más con esa foto (“un niño famélico gateando hacia una zona de asistencia alimenticia de las Naciones Unidas, a un kilómetro de distancia. Detrás, un buitre está esperando a que el niño muera para poder comer”), que con cualquier imagen que halla tomado antes. Tres meses después de haber tomado la imagen se suicidó, ¿qué tanto le dejó esa fotografía?, le dio reconocimiento pero le quito la vida. A eso se expone el reportero, puede sonreír al ver un gol de Ronaldinho. David Beckham o Steven Gerrard, o bien, puede morir después de reportar lo que le ocurre a un desconocido... (Al fin de cuentas no quedas bien con nadie)
¿A que se expone un periodista cuando tiene que elegir?, cumplir con su deber profesional o ser uno más y tomar parte, si hace lo primero puede que muera alguien frente a él, si hace lo segundo posiblemente lo corran del trabajo, “por no cumplir con su deber”.
Como reportero no te tocan, pero no tomes parte porque posiblemente te “confundan” y si tienes que morir posiblemente quedaras como un héroe, “lo hizo en cumplimiento de su deber”.
¡Tonterías! Si alguien muere frente a ti, periodista, no tienes porque llorar, no tienes porque sentir, simplemente lo observas, lo describes, lo entregas a la sociedad, al principio no podrás dormir, pero sólo al principio.
Cubrir una guerra posiblemente sea peor que morir combatiendo en ella, en cualquiera de los bandos, sabes que al final del día estarás en casa, con tu familia o solamente con tu perro, es igual siempre hay alguien que comprende que tu haces tu trabajo, tu trabajo no es salvar vidas, sino retratar muertes. Pero queda la sensación de “y si hubiera...”
Ante una guerra posiblemente no te vuelvas loco, simplemente te harás más fuerte, cubrirás una guerra cada vez con más frialdad, el dolor de los demás te será indiferente, tu estas dentro pero estas fuera.
Ante tal situación no tiene porque existir problema, hacer la nota, sacar la foto; lo que sea, siempre y cuando no se encuentre nadie “de los tuyos” dentro de este movimiento. Seguramente cambiaría la situación, “ese muerto es tu hermano”, no pasa nada, deja tu trabajo a un lado... alguien más lo hará por ti, no es una regla estar de los dos lados, pero siempre es una posibilidad.
Como también una posibilidad es escoger entre hacer un trabajo mediocre cubriendo muertes o hacer un trabajo excelente cubriendo los deportes, el gobierno o espectáculos, te pondrán a hacer lo que mejor te salga, puede ser que lo hagas “de adrede” o simplemente verle la cara al muerto no sea lo tuyo.Cubrir una guerra puede ser un suceso de varios niveles, te puede marcar por el horror de la muerte, te puede hacer un periodista valioso por la dificultad que representa fotografiar, grabar, resumir entre balas, bombas y muertos, o te puede dejar una enseñanza de vida por el entorno en el que te encuentras, las amistades que pudieras conseguir cubriendo guerra podrían ser más valiosas aunque no volvieras a verlas que aquellos con los que has convivido desde la infancia.

l.f.f.